1. Mantenga a sus hijos a la vista todo el tiempo
Vigilarlos constantemente es la clave. Solo se necesita un segundo para que un niño se sumerja bajo el agua y empiece a ahogarse, así que no se deje distraer por nada. Esto significa olvidarse del celular y si consume alcohol, limitarse a consumir solo una cantidad mínima. Si su hijo todavía está aprendiendo a nadar, asegúrese de que siempre esté al alcance de sus brazos.
2. No se confíe de los flotadores
Los manguitos flotadores y los chalecos salvavidas son accesorios geniales tanto para los niños como para las personas que no saben nadar, pero éstos nunca deben de sustituir la supervisión de un adulto en la piscina.
3. Instale una cerca alrededor de la piscina
No solo es lo correcto, sino que de hecho la ley de Arizona requiere que los dueños de piscinas instalen ciertas medidas de seguridad si hay niños pequeños en casa. Instale una cerca de cuatro lados, con puertas de cierre automático y trabas de seguridad automáticas alrededor de piscinas que se encuentran en patios traseros para mantener alejados del área a los niños cuando no deben estar nadando. Además, asegúrese de que los desagües de todas las piscinas y jacuzzis tengan cubiertas apropiadas.
4. Aprenda a nadar
Según la Cruz Roja Americana, la mitad de los estadounidenses no saben nadar. Es preocupante cuando uno se da cuenta de que muchas de estas personas son padres de niños a quienes les encanta el agua. Hay cantidad de clases de natación disponibles para personas de todas las edades. Escoja la clase más adecuada para su familia y asegúrese de que su hijo esté listo, en cuanto a su desarrollo, para tomar la clase (generalmente alrededor de los cuatros años).
5. Practique y enseñe éstas cinco reglas:
- No correr alrededor de la piscina
- No echarse clavados en el área poco profunda de la piscina
- No aventar al agua a las personas
- No sumergir a otros niños en el agua
- No nadar sin supervisión adulta
6. Aprenda RCP o CPR, por sus siglas en inglés
Si llegara a suceder una tragedia, empezar de inmediato la técnica de RCP (reanimación cardiopulmonar o CPR, por sus siglas en inglés) es la medida más importante que puede tomar para evitar la muerte de un niño. La RCP ayuda a que el corazón siga haciendo circular la sangre y suministrando oxígeno al cerebro para prevenir daños a largo plazo o algo peor. Llevar a cabo la RCP mientras espera a la ambulancia puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte. Regístrese para una clase con la Cruz Roja Americana u otro instructor local certificado.